Alexandria Ocasio-Cortez respalda la justicia reproductiva. Las demás católicas también deberíamos hacerlo.

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Agosto 18 de 2020 | Por: Jamie Manson

Durante las últimas semanas, en las páginas de NCR, ha surgido una discusión que invita a la reflexión con respecto a lo que representa para el futuro de la iglesia en los Estados Unidos una mujer progresista, milenial, Católica como Alexandria Ocasio-Cortez. La conversación empezó cuando la editora ejecutiva de NCR, Heidi Schlumpf, escribió una columna en respuesta a la asombrosa reprimenda feminista de la Congresista al Representante Ted Yoho (quien también es católico) después de que la sometiera a un repugnante asalto verbal en las escaleras del Capitolio.

“Si va a haber futuro para la Iglesia Católica en los Estados Unidos”, escribió Schlumpf, “éste debe asemejarse a la pasión por justicia y dignidad humana que refleja Ocasio-Cortez, y a su valor e integridad incluso al enfrentarse a ataques vulgares”.

La pieza despertó la indignación de algunos católicos que se oponen al derecho de acceder a la atención del aborto discutiendo que, la posición de Ocasio-Cortez a favor del mismo, es insostenible con la fe católica.

Lo que no consideran, sin embargo, es que Ocasio-Cortez no ve el aborto simplemente como una cuestión de derechos reproductivos. Ella lo ve a través del lente más completo de la justicia reproductiva.

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¿Cuál es la diferencia? El marco de la justicia reproductiva fue desarrollado en 1994 por doce mujeres negras en respuesta al plan de atención médica universal propuesto por la administración de Clinton. Las mujeres cuestionaron las suposiciones que hacían quienes desarrollaron el plan de atención médica y si realmente podría representar las necesidades de las mujeres negras.

Su principal preocupación fue esta: Cuando una persona queda embarazada, ya sea que lo haya planeado o no, la discusión no está nunca limitada a si la persona embarazada puede o no puede abortar. Con el tema del aborto, todos los problemas de justicia social pasan a primer plano: los derechos de los trabajadores, la protección para las víctimas de violencia doméstica y abuso, el estatus migratorio, un ambiente seguro y limpio, el acceso a una educación, atención médica y atención infantil adecuados. Entonces desarrollaron una ética que llamaron justicia reproductiva que entrelaza los derechos reproductivos con la justicia social.

La justicia reproductiva se mueve más allá del debate binario pro-aborto versus pro-vida y tiene tres creencias básicas: el derecho a ser madre, el derecho a no serlo, y el derecho a criar hijos e hijas en ambientes seguros y saludables.

La Agenda Nacional de Justicia Reproductiva de Mujeres Negras explica de manera breve el marco en su página web:

Justicia Reproductiva significa el derecho humano a controlar nuestra sexualidad, nuestro género, nuestro trabajo y nuestra reproducción. Ese derecho puede únicamente ser alcanzado cuando todas las mujeres y niñas tengamos el completo poder económico, político, social; y los recursos para tomar decisiones saludables acerca de nuestros cuerpos, nuestras familias y nuestra comunidades en todas las áreas de nuestras vidas.

Lo que me llamó la atención cuando leí la descripción es cuánto se superpone con partes de la enseñanza católica de justicia social, incluso cuando obviamente no está de acuerdo con la doctrina oficial de la Iglesia Católica sobre el aborto.

Algunos, por supuesto, estarán en desacuerdo discutiendo que el aborto violenta los cuerpos de las mujeres e inflinge trauma psicológico. Pero estudios recientes desarrollados en periodos largos de tiempo con mujeres a las que se le negó el aborto contradicen esas afirmaciones.

En su nuevo libro The Turnaway Study, Diana Green Foster presenta una investigación conducida por más de diez años con mil mujeres que se negaron o a quienes les negaron abortos, y muestra sus efectos en la salud física, económica y mental de estas mujeres.

En una entrevista reciente con Fresh Air de NPR, Foster dijo que “el 95% de las mujeres que recibieron un aborto, reportaron que fue la mejor decisión para ellas. (...) No es que no se den cuenta que hay cuestiones morales involucradas, pero están sopesando las responsabilidades y planes de toda su vida y deciden que esta es la decisión correcta”.

Foster dice que las mujeres a las que se les negó la posibilidad de abortar tuvieron mayor probabilidad de vivir solas y de criar a sus hijes por su propia cuenta, y las que están atadas a un compañero abusivo vieron cómo los incidentes de violencia doméstica se dispararon. En los primeros meses después de que se les negó el aborto, estas mujeres empeoraran psicológicamente en comparación con las mujeres que tuvieron la posibilidad de interrumpir el embarazo, y también tenían mayor probabilidad de responder “no” a preguntas como “¿se siente feliz cuando sus hijos se ríen?” entre otras.

Incluso la mayoría de las personas pro-vida reconoce que las dificultades económicas, la violencia doméstica y la falta de oportunidades laborales son factores que contribuyen al porqué una persona embarazada puede verse en la necesidad de buscar abortar. Pero donde no están de acuerdo es en el tema de tener autonomía sobre sus cuerpos. Es decir, al derecho de las mujeres de decidir si quieren o no quieren continuar con el embarazo.

Aquí es donde los estudios de Foster son particularmente útiles. Como le dijo a Fresh Air:

Hay más en juego que sólo la autonomía corporal de la mujer y el bienestar de un feto que se convertirá en un bebé”.

No es sólo el cuerpo de la mujer, sino la trayectoria de su vida entera, su oportunidad de tener un bebé deseado, la oportunidad de tener una relación romántica buena y positiva y la oportunidad de apoyarse a ella misma y a su familia. Eso afecta a los hijes que ya tiene y el bienestar de sus futuros hijes”.

En este momento, cuando la nación se enfrenta a la violencia y la supremacía blanca sistemática, he encontrado muy útil escuchar las voces de las mujeres negras que crearon el marco de la justicia reproductiva, y la de aquellas que han continuado con su desarrollo hoy en día. Ellas sostienen que por siglos, la gente blanca ha colonizado y dominado los cuerpos negros, particularmente los cuerpos de mujeres negras. Conseguir la libertad verdadera para ellas, y para todas las mujeres, incluye entonces mantener la soberanía sobre sus cuerpos y sus embarazos, teniendo acceso a educación sexual, teniendo autonomía sobre sus cuerpos y teniendo la posibilidad de controlar su propia fertilidad.

Los Católicos Progresistas critican con frecuencia a los que se llaman a sí mismos pro-vida y sólo se comprometen a ser anti-aborto, pero a menudo eluden el problema del aborto y en cambio se centran en todos los otros problemas de justicia que deben mantenerse como parte de una ética consistente de vida.

Pienso que estos Católicos progresistas orientados a la justicia podrían sorprenderse al ver cuánto los valores de justicia reproductiva se superponen a los valores declarados en la doctrina social católica: cuidado de los vulnerables, acceso a educación, el derecho a ser protegido de la violencia, el derecho a protección en el lugar de trabajo y a atención médica.

En esencia, la justicia reproductiva busca terminar la opresión en todas sus formas. Esta visión amplia incluye acceso a la atención del aborto, pero esa es una pieza de una ética de cuidado mucho más completa. La justicia reproductiva demuestra el cuidado de los niñes y de su futuro incluyendo problemas como el cuidado de los migrantes, el derecho al voto, la protección del planeta, la oposición a la guerra y la violencia estatal; y por supuesto, es un llamado a la acción contra el racismo y la supremacía blanca.

Estas son las razones por las que Ocasio-Cortez y yo, quienes nos contamos como el 56% de católicas en los Estados Unidos que creen que el aborto debería ser legal, respaldamos una ética de justicia reproductiva.

Estos principios son todos consistentes con la doctrina social Católica - y pueden ayudar a los Católicos progresistas que están asustados por el tema del aborto al ver que comparten más puntos en común con los defensores del aborto de lo que ellos creen.

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Jamie l. manson

Columnista galardonada en el National Catholic Reporter. Síguela en Twitter: @jamielmanson.

Vea el artículo original en inglés Aquí.